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març 2021 / VERSUS
A favor del cordó sanitari a Vox
El cordón sanitario es un instrumento para aislar a los partidos de extrema derecha ampliamente utilizado en países europeos durante décadas. Hasta la llegada de la extrema derecha en las cámaras legislativas de España no se había planteado esta cuestión aquí.
No podemos incluir en el sistema a aquellos que no lo respetan. Sus valores de partido no son compatibles con la democracia, ni como idea ni como práctica. Los recortes de derechos, el discurso antiinmigración, la falta de democracia interna de los partidos, el seguimiento de la costumbre y la tradición… Estos son solo algunos elementos que los identifican.
Sus valores de partido no son compatibles con la democracia, ni como idea ni como práctica
En el caso de Vox, además no solo son abiertamente de extrema derecha, sino que son fascistas no autoidentificados. No podemos concebir el fascismo como algo solo propio del siglo XX, sino que existe un fascismo eterno, el cual narra Umberto Eco. Este fascismo tomará formas propias en el territorio nacional; por ejemplo, en España será ultranacionalista. Sin embargo, goza de una gran ventaja: que los otros no lo identifiquen como tal. Así pues, pueden llevar el disfraz de democrático y así destruir el sistema desde dentro. Es un plan magistral y estratégico.
El cordón sanitario no es una medida únicamente de la izquierda. Para su correcto desarrollo es necesario una implicación de todos los partidos del arco ideológico. Lo importante es fijar aquello que se quiere combatir: la extrema derecha. Esta medida llevaría unidad, un elemento que escasea entre la clase política actual, pero que resulta imprescindible.
La medida no supone no hablar de este tipo de partidos. De forma desacertada, se ha entendido que esta precaución implica no tratar jamás en medios de comunicación la palabra extrema derecha con la intención de no darles más difusión. No obstante, sería un error flagrante, ya que con las redes sociales esta categoría de partidos ya encuentra su público. En el caso de Vox se utilizan de forma muy asidua. Por lo tanto, lo necesario es hablar de este tipo de partidos, pero de forma crítica, siempre entendiendo su naturaleza y dando elementos para poder combatir su desarrollo. También a menudo se rechaza la medida por aumentar supuestamente el apoyo a estos partidos por la publicidad que les da. Pero se han de tener en cuenta otras variables omitidas que pueden resultar claves.
Aunque obtengan mejores resultados el objetivo es tenerlos al margen de las decisiones políticas. El cordón sanitario es una medida eficaz, pero no la única para combatir el avance de la extrema derecha. El politólogo Pablo Simón asegura que no existe una receta única. Todas las prevenciones adoptadas han de perseguir el claro objetivo de “Democratizar la democracia”, como afirma el filósofo César Rendueles.
En contra del cordó sanitari a Vox
3.656.979 españoles los han elegido, tercera fuerza política en el Congreso y en pleno auge después de la fuerte entrada en el Parlament con 11 diputados, ¿y la pretensión es silenciar al 15% de la población española, o querer acabar con toda idea política que no sea como la suya?
“El argumento de la intimidación es una confesión de impotencia intelectual” (Ayn Rand).
El cordón sanitario es una medida poco democrática, pero sobre todo es claro ejemplo de incompetencia política: tener que silenciar, aislar e ignorar porque no eres capaz de rebatir su discurso.
Imponer un cordón sanitario sobre un partido democrático plantea una superioridad moral y política de cierta parte de la sociedad sobre la otra, dando a entender que hay votantes de primera y de segunda clase. Además, esta medida tiene un gran efecto rebote sobre el partido aislado: se considerará una víctima de la democracia, un regalo que movería aún más las masas. Un cordón sanitario a Vox deja entrever que los otros partidos son incapaces de combatir sus ideas y que lo mejor sería silenciarlo, cosa que podría ser tremendamente peligroso en una democracia como España donde todas las ideas se deben poder discutir. ¿De verdad no existen políticos confiados y seguros de su discurso para poder convencer al electorado sin tener que silenciar a un partido?
Imponer un cordón sanitario sobre un partido democrático plantea una superioridad moral y política de cierta parte de la sociedad sobre la otra (…)
La incoherencia máxima llega cuando quiénes piden este cordón sanitario son aquellos que cuestionan más la democracia, apoyando regímenes comunistas y totalitarios como los de Cuba o Venezuela, según analistas de “FreedomHouse” son dos países sin libertades prácticamente. Allí, el término de cordón sanitario se queda tremendamente corto: la democracia no existe y mucho menos, la libertad de expresión. ¡Todos deben opinar como el líder! Pero la cosa no queda ahí, esos mismos partidos apoyan a grupos parlamentarios con líderes que eluden condenar los 857 asesinatos por la banda terrorista ETA. Ahora bien, el cordón sanitario a Vox.
Los medios de comunicación también han tenido un papel relevante en todo aquello relacionado con Vox y juntamente con los errores cometidos por algunos de los partidos, me atrevo a decir que son ambos culpables de este auge. Vox es fruto de una radicalización de la sociedad española, harta del extremismo de izquierdas y descontenta con los partidos convencionales.
A mi parecer, la solución está lejos de silenciar y aislar. Primero, sería realmente inútil ya que el mensaje de Vox está tremendamente presente en la sociedad. Segundo, sería otra nueva razón para conseguir más votantes, verse con fuerzas porque todos los demás partidos les tienen miedo. Tercero, demuestra una vez más la incapacidad de los políticos, la poca fuerza y rigidez de su mensaje, y la poca confianza depositada en la democracia.
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