No es otra estúpida crítica a la temporada de premios

Estamos a 19 de marzo de 1953 y los Oscars nacen como espectáculo televisivo. Es en su 25° edición cuando, gracias a la compra de los derechos de emisión por parte de la cadena NBC, son transmitidos por televisión por primera vez, convirtiéndose en algo accesible para los cinéfilos ciudadanos estadounidenses. 

Este año se cumplen 70 años de este gran evento que abrió las puertas a grandes discursos populistas, momentos bochornosos y subidas de ego por parte de los afortunados ganadores que llegan a ponerse detrás de ese podio, sujetando una pequeña y antropomórfica figura dorada. Son estos momentos los que me inspiran, los que deseo recordar. 

Me presento: soy una persona que no estudia comunicación audiovisual, un ser humano de a pie, un ciudadano medio;  por lo que no me veo en la posición para sentirme crítica de cine y quejarme de las grandes injusticias cometidas esta temporada de premios. Lo sé, lo sé, Decision to Leave debería haber sido nominada a Mejor Película Internacional. Sí, sí, toda la razón, este es otro año más en el que Albert Serra es ignorado por los Goya. Pero, no seas negativo, ¡hombre! Los Gaudí salieron bien. ¿Los recuerdas? ¿Los Gaudí? ¿Los Goya catalanes? Ay, qué dolor. Yo quiero rebautizar a los Feroz como los Martin Fierro españoles, pero no sé si alguien más está conmigo. En fin, basta de pedanterías y enumerar galardones.

No me considero una experta en premios ni en cine, pero sí soy una gran fan del espectáculo que nos puede dar un famoso con los humos subidos y los pies bien lejos de la tierra al, en su discurso de un minuto, alentarnos a nosotros, simples mortales —pero a la vez responsables de la salvación de la humanidad— de la cantidad de injusticias que han descubierto gracias a protagonizar una producción hollywoodiense, aunque no hayan vivido ninguna de ellas en carne propia.  

Qué hermoso. ¿Qué? ¿Que Wes Anderson —entre otros— firmó una petición iniciada por Harvey Weinstein pidiendo la libertad de Roman Polanski en Suiza tras haber sido detenido por la violación —que él mismo admitió— de una niña de 13 años? Pero, a mí me encanta Gran Hotel Budapest. Y Miramax era una buena productora. ¡Y el Pianista una gran peli! Bueno, no me puedo fiar de nadie de Hollywood, pero separo el artista del arte, ya está. ¿Cómo? ¿Ver la última película de Isabel Coixet? Uf, a mi es que el cine de aquí no me va mucho. Además, es un documental…

Qué fuerte que mi único recurso sea inventarme a una persona con unas ciertas ideas sobre cine para ridiculizarlas. No trabajo bien con ironías, espero que se entienda el mensaje. Yo sería una buena galardonada, se me dan muy bien los discursos sensacionalistas y vacíos. Pero mira cómo funcionan, aquí estás, leyendo. Y ahí estaré yo el 13 de marzo de 2023, comiéndome los Oscars con patatitas. 

“Yo sería una buena galardonada, se me dan muy bien los discursos sensacionalistas y vacíos. Pero mira cómo funcionan, aquí estás, leyendo.”

Aunque ya no lo veo como algo serio. Es un show guionizado, presentado por diversos cómicos y actores que buscan caer bien, con sketches y momentos chiclosos de por medio. En fin, perdón por no tomarme la award season en serio. Creo que no soy la primera que ha pensado que es todo un glamuroso y masivo chiste.