desembre 2022 / ACTUALITAT

¿Cuánto vale la libertad de expresión?

La compra de Twitter por Elon Musk abre la pregunta de si tenemos nuestro derecho a la libertad de expresión asegurado o si este depende del consejo de administración de una empresa

Pablo Sánchez

La libertad de expresión, junto a la democracia, puede que sea de las expresiones más usadas en cualquier conversación política. Lleva siendo una de las luchas más importantes de los movimientos democráticos desde que hace un par de siglos un grupo de personas tomaron una cárcel parisina llamada la Bastilla. 

Sin embargo, muy poco se parece la libertad de expresión de ahora a la que existía entonces. Vivimos en un mundo donde 280 caracteres pueden abrir telediarios, aterrorizar mercados e influir elecciones. Twitter es una herramienta sin precedente en nuestra historia que hace que estemos más conectados que nunca, que permite la libre difusión de ideas y conocimiento entre cientos de millones de personas a lo largo de todo el planeta. Pero esta gran herramienta tiene un gran problema asociado: que como toda herramienta tiene un dueño. Un dueño que decide qué normas se aplican y como se ha de ejercer la libertad de expresión. Un dueño que ha de extraer beneficios económicos, de una plataforma que, no olvidemos, es una empresa con una junta de accionistas.

“Vivimos en un mundo donde 280 caracteres pueden abrir telediarios, aterrorizar mercados e influir elecciones.”

Esta última característica queda hoy más manifiesta que nunca con la compra de Twitter por parte de Elon Musk por 44.000 millones de dólares. De los primeros actos del nuevo propietario de la compañía fue el despido de los directores ejecutivo y financiero, las personas detrás de Twitter, así como un total cambio en las reglas internas de la plataforma. Con decisiones tan polémicas como eliminar parte de los filtros contra el discurso de odio o las «fake news». Sin ninguna otra empresa que pueda hacer competencia a Twitter, con una base de usuarios que continúa creciendo y aceptada por todos como el lugar de referencia para el debate público, es lógico pensar que ni siquiera en el caso de que la plataforma sufriese una mala gestión, perdería su posición como el altavoz global de ideas que es.

Con esto no quiero sugerir que Elon Musk sea un aliado de Trump o de las «fake news». Únicamente señalar que nuestra libertad de expresión depende de los intereses económicos del hombre más rico del mundo y de la necesidad de rentabilizar una inversión de 44.000 millones. Con la pérdida de la mayoría de los anunciantes tras la compra de Twitter, debido al miedo a la inestabilidad de la nueva gestión, se ha perdido también la principal fuente de financiación de la plataforma. Esto provoca una demanda de una gran cantidad de dinero en muy corto plazo para evitar la bancarrota. Demanda que podría ser cubierta por lobbies con una agenda política lejana a la libertad de expresión. Teniendo en cuenta que países como China o Rusia han usado ya antes Twitter para alterar la opinión pública fuera de sus fronteras en campañas electorales, esta hipótesis se vuelve peligrosamente plausible. Especialmente a menos de dos años de las próximas elecciones americanas.

“[…] nuestra libertad de expresión depende de los intereses económicos del hombre más rico del mundo y de la necesidad de rentabilizar una inversión de 44.000 millones.”

En esta situación creo que vale la pena plantearnos el régimen de monopolio con el que actúan compañías como esta sobre nuestro día a día y cómo esto afecta a nuestra libertad de expresión. Como, a veces parece, que olvidamos que Twitter no es el foro de una polis griega donde todos podemos hablar y ser escuchados, sino que es una empresa que responde a unos incentivos económicos.

Tu també tens coses a dir? Escriu a la revista

Més d'aquesta edició...

- Més d'aquesta edició -

- Recomanats -

Que ballin els gegants!

De totes les velles imatges que han pres estat en l’ànima del poble, no n’hi ha cap...

Entre tapa i tapa

Aquest estiu he passat un parell de setmanes amb el meu avi. A diari rondàvem cafeteries i...

PORTADA  •  NOSALTRES  •  ARXIU  •  ESCRIU  •  SEGUEIX-NOS!

© Copyright 2022 l’Universitari. Tots els drets reservats. | Desenvolupament web per Pol Villaverde