desembre 2021 / CULTURA

La revolución de los NFT

Noé Hanafi

“Gato nyam”, el icónico vídeo de un gato volador, ha sido vendido en subasta por un precio de 600.000 dólares. El meme ha sido ofrecido como un “token no fungible”, una nueva forma de poseer activos en formato digital. Los NFT se presentan como la respuesta digital a los coleccionables, pero ¿son realmente activos de valor o una burbuja a la espera de estallar?

Propiedad “no-fungible”

Las siglas de NFT se desglosan en non-fungible token (token no fungible). No fungible quiere decir que algo es único y no intercambiable. Los artículos fungibles, por otra parte, pueden ser intercambiados entre sí ya que tienen las mismas cualidades. Por ejemplo, un billete de 100 dólares es fungible ya que puede ser intercambiado por 5 billetes de 20 dólares. En cambio, la Mona Lisa es una pintura no fungible ya que solo existe una en el mundo.

¿Qué es un NFT?

Los NFT son tokens que viven en una cadena de bloques (blockchain) y representan la propiedad de artículos únicos. ¿Qué quiere decir esto? Imaginemos que eres el creador de una obra de arte digital. Quieres vender el arte, pero no sabes cómo verificar al propietario de tu artículo una vez vendido. Para resolver este problema, puedes acuñar un NFT a tu obra. El NFT que representa tu arte contiene información sobre la obra en forma de una huella digital. Este token no fungible se puede almacenar en una blockchain, de forma que se convertirá en un activo único y fácilmente verificable. La cadena de bloques permite rastrear quién es el actual propietario de un token y por cuánto ha sido vendido en el pasado. También se asegura de que la información nunca pueda ser manipulada.

Es importante tener en cuenta que la obra en si no se almacena dentro de la blockchain, solo sus atributos. En muchos casos, el artista retiene los derechos de autor de su trabajo para poder continuar produciendo y vendiendo copias. No obstante, el comprador del NFT posee un token que prueba que él es el propietario de la obra “original”.

Aparte del arte digital, los NFT también pueden ser utilizados para vender otro tipo de activos como entradas para conciertos, nombres de dominio, personajes de juegos, bienes raíces o cualquier otra cosa que sea única y necesite prueba de propiedad.

El valor de los NFT

Su precio está determinado por la cantidad de dinero que la gente esté dispuesta a pagar. El valor intrínseco obedece a una serie de reglas de mercado. En lo que respecta a los NFT, las reglas se agrupan en torno a dos factores principales:

1. Creencia en la tecnología. Los inversores de los NFT ven valor a largo plazo y creen que la industria se apreciará con el tiempo.

“Los NFT comenzaron con obras de arte que las personas usan como foto de perfil, pero podrían expandirse a una gran cantidad de otros elementos como pasaportes, música, boletos de avión e incluso casas y automóviles”, Benyamin Ahmed.

2. Capital social. La propiedad de los NFT ofrece una forma de estatus social en la comunidad criptográfica, al igual que lo hace un Rolex en la cotidianidad.

“Cuando alguien compra un Rolex en el mundo real, no gasta los miles de dólares debido al valor de utilidad del reloj. Un simple reloj de $5 podría tener la misma utilidad. Es para ‘flexionar’ su estatus. Con un NFT, al publicarlo como mi avatar en Twitter y Discord, puedo ‘flexionar’ rápidamente con una imagen”, Gmoney.

¿Burbuja o futuro?

Es indiscutible que los NFT se encuentran, a día de hoy, en una clara burbuja especulativa. No obstante, a diferencia de las tendencias que han demostrado anteriores burbujas, el mercado criptográfico expone una singularidad única: el valor que reciben los NFT, pese a ser probablemente disparado (debido al efecto burbuja), no es puramente especulado, pues es un valor real, y podemos decir que va de la mano con el aumento de la tecnología (“Jevons paradox”).

Dejando de lado lo que pueda pasar los próximos meses, el potencial de los efectos que pueden provocar los NFT trascienden el corto plazo: tienen la capacidad de transformar el mundo tal y como lo conocemos hoy en día. Estos tokens no fungibles marcan el inicio de una nueva era, la construcción de una sociedad digitalizada en términos de activos virtuales.

 

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