desembre 2022 / CULTURA

La transición española, el cine y la amnistía

La amnistía ha llegado a las grandes pantallas ¿es este un espacio adecuado para discutirla?

Juan Lobo

Recientemente, ha coincidido el estreno de dos películas y una serie que tratan la amnistía: Argentina 1985, Modelo 77 y Derry Girls. Éstas tratan sobre el juicio al proceso de reorganización nacional en Argentina, el proyecto de amnistía total fallido de 1977 en España y la amnistía y absolución de la IRA en Irlanda del Norte en 1998.

Las visiones sobre la amnistía que presentan son diferentes y, la más impactante, es Argentina 1985. Es difícil imaginar una película sobre un juicio a Franco. Sobre todo, porque jamás ocupó el mismo lugar que Videla —dictador argentino— en la sala de un tribunal. Estos estrenos nos plantean las preguntas: ¿Cuál debe ser la función de una amnistía? ¿Cuál es el papel del cine en la memoria histórica?

“Es dificil imaginar una película sobre un juicio a Franco.”

Las concesiones y amnistías han sido una herramienta tremendamente popular para acabar con episodios traumáticos —desde guerras civiles a dictaduras—, ya sea en Argentina, España, Líbano, Estados Unidos o Reino Unido. Pero cuando casi cien años después de la guerra civil española es tabú desenterrar a los muertos para celebrar una ceremonia en familia, nos damos cuenta de que algo hicimos mal. Como si en Alemania en los años setenta no pudiesen discutir la Prusia de Bismarck o la guerra franco-prusiana de 1871. La amnistía en España corrió un velo sobre nuestro pasado, así como en el Líbano llevó a futuros terroristas al gobierno —según EE. UU.— y, en Estados Unidos, perpetuó la segregación racial en el sur otro siglo más. 

Cartellera de la pel·lícula “Argentina 1985”

El cine es una herramienta para juzgar los casos que ya no pueden ir a juicio. Es la herramienta que convierte a héroes de su tiempo en monstruos de hoy, a criminales ejecutados en mártires justos. Y es este juicio de la opinión pública el más importante para mantener viva a una democracia. Aunque el cine en muchas ocasiones simplifique e introduzca un par de escenas de sexo para vender más, sigue siendo el séptimo arte. La ficción, ya concebida así desde hace siglos, es la manera en que ideas abstractas como la solidaridad o la justicia llegan a nosotros. Poniendo nombres, color y sonido a nuestro pasado es como lo entendemos. Como sentimos indignación por las tragedias de otros y su muerte se torna en la muerte de una parte de nosotros. Las historias que cuenta el cine humanizan nuestro pasado, y nos humanizan a nosotros en un ejercicio de empatía.

“[El cine] Es la herramienta que convierte a héroes de su tiempo en monstruos de hoy […]”

Es importante explorar la amnistía en España para reconocer sus carencias y entender por qué o por qué no puede ser considerada democrática. Para formarnos una opinión de lo que es justo y de lo que no. Proyectar nuestros valores sobre el pasado al narrarlo es anacrónico, pero también es progreso. Vemos que no pensamos como entonces y que se pudiera haber hecho mejor. Por eso y mucho más, el cine, sobre nuestra historia reciente, es aquel chute de adrenalina que se le da a las democracias entumecidas o que cuestionan nuestras libertades. Estas necesitan que los ciudadanos nos movilicemos de nuevo.

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